
Un portavoz del Gobierno de Moscú ha confirmado que el proyecto para unir los dos países a través de un ferrocarril que cruce el Estrecho de Bering está “en marcha”. Las obras se podrían prolongar hasta 2045 y superar los 60.000 millones de euros de inversión.
Tras el fin de la Guerra Fría, Estados y Rusia se han convertido en buenos aliados. Juntos han colaborado en la carrera aeroespacial y en el desarme nuclear. Ahora, estrecharán un último lazo con la construcción de un túnel subterráneo de más de 100 kilómetros que unirá los dos países por debajo del estrecho de Bering.
“El proyecto ya está en marcha”, ha confirmado a Russia Today un portavoz del Ministerio ruso de Desarrollo Económico, Viktor Razbegin. “Siempre hemos contemplado la vía férrea a Yakutsk que hemos estado construyendo durante los últimos 15 años como la primera parte del proyecto”, ha reconocido Razbegin, quien ha adelantado que esta fase inicial “estará terminado en tan sólo un año”.
El túnel submarino tendrá una longitud que duplica la del que une Francia y Reino Unido a través del Canal de la Mancha. Con esta faraónica construcción ambos gobiernos pretenden “conectar los sistemas de transporte de Eurasia y América”, lo que supone más de 6.000 de ferrocarril desde Yakutsk hasta la región canadiense de Columbia Británica.
Las previsiones apuntan a que las obras terminarían en torno al año 2045 y su coste podría llegar a los 60.000 millones de euros. El costo del túnel por el Estrecho de Bering se estima que será de entre 10.000 y 12.000 millones de euros, mientras que el resto se gastará en el tendido del ferrocarril.
Sin embargo, a pesar de la importante inversión, los analistas apuntan a que su impacto en el comercio entre Estados Unidos y el continente asiático será de tal magnitud que permitirá amortizar la inversión en un plazo de 15 años.
Paralizado en múltiples ocasiones por su complejidad, el proyecto para unir Yakutsk y Alaska a través de un túnel se concibió en 1906, durante el mandato del último Zar ruso, Nicolás II. La revolución rusa y los distintos conflictos bélicos del siglo XX hicieron que pareciera una quimera hasta que hace sólo unos años varios hombres de negocios de los tres continentes implicados –Europa, Asia y América– lo rescatasen del olvido.
La idea de los promotores del túnel es que, en un plazo de tiempo aún por determinar, el ferrocarril pueda unir por tierra dos puntos tan lejanos como Londres y Nueva York.
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