Al llegar a los estadios, los parroquianos se enteraron de que tenían que dejar las cornetas que ya habían comprado, lo que provocó malestar y pequeñas protestas. Un vendedor del producto se quejó de la medida argumentando que ya realizó una inversión comprando los artículos para su reventa y explicó que para vender en el lugar paga sus impuestos, por lo que entiende debe buscarse una salida que no perjudique a algunos sectores.
Para algunos fanáticos, la Lidom debió haber aplicado la medida al inicio de la temporada y no ahora que entra a su etapa más interesante, que es la semifinal. También aducen que no le ven razón a ir a un play sin poder manifestar su emoción ante una jugada de la manera más espontanea, que es haciendo una bulla con las emblemáticas cornetas.
La medida llega en un momento de preocupación por la bajas asistencias que se registran en los partidos del presente torneo de béisbol invernal.
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